sábado, 3 de octubre de 2009

MI VIAJE A QUITO







ECUADOR. Tierra de mi abuelo, Samuel Guadalupe, a quien mi padre jamás llegó a conocer. De niño escuchaba historias de Ecuador y sus costumbres, y recuerdo que a mi padre le gustaba escuchar en la casa los pasillos, música típica del Ecuador.


La primera vez que pisé tierra ecuatoriana fue en 1976 -a la edad de 13 años-, cuando tras un viaje a Chiclayo con mi familia -mis padres y mi hermano-, nos fuimos hasta Tumbes, para al día siguiente cruzar la frontera y entrar a Ecuador e ir a Huaquillas, con el fin de hacer algunas compras. Recuerdo que me comp ré -o mejor dicho, me compraron- unos 3 cassettes en blanco para grabar mis canciones favoritas del momento. Habremos estado un par de horas y luego regresamos a Tumbes para volver de inmediato a Chiclayo. Eso fue todo lo que conocí en tierras ecuatorianas. En los 80's tuve una serie de sentimientos encontrados, ya que por un lado era la tierra de mis antepasados por el ala paterna de mi padre, y siempre sentí intriga en saber algo más de mi abuelo pero por el hecho de haber fallecido en circunstancias muy misteriosas en 1927, meses antes de nacer mi padre, fue muy poco lo que se supo de él y sobretodo de su familia en el Ecuador. Mi abuela, quien vivió 101 años hasta 1994, muy poca información nos soltó a mi hermano y a mí, y la única hermana de mi padre, mi tía Elba, quien vive en USA desde hace más de 50 años, las pocas veces que mi hermano Alex y yo le preguntamos por la familia del abuelo, nos respondía que no sabía nada porque también en 1927 ella era una bebé que no llegaba a los 2 años. Y por otro lado, voy a ser sincero, con los problemas limítrofes que hubieron entre dos países hermanos, que hasta se llegó a recurrir a la fuerza y a la guerra, llegué a sentir indiferencia, desinterés y hasta cierta antipatía por todo lo que estuviera relacionado con el país del norte, porque además, tenía la convicción que allá odiaban a los peruanos. Cosas de uno cuando era más joven y andaba en la base 2.


Con los años, uno va calmando sus ímpetus y la antipatía se convirtió en desinterés. Si algún día tendría la oportunidad de viajar, antes de irme a Ecuador, prefería visitar y conocer otros países como Chile, Argentina, Colombia o Uruguay. Digamos que Ecuador no estaba en mi lista de espera. Cuando el año pasado viajé en noviembre a Santiago de Chile con mi esposa al concierto de QUEEN + Paul Rodgers, me regresé encantado de Chile y su gente, e incluso, en mi deseo prefería regresar a Chile antes que viajar y conocer Ecuador. Pero esta situación se mantendría por poco tiempo. Por mi hermano Alex, quien había viajado varias veces a Ecuador por temas de trabajo, tanto a Quito como Guayaquil, supe que este país tenía sus atractivos y que la gente era tranquila y amable -un estereotipo que también pensaba de la gente chilena hacia el Perú, y que en mi viaje comprobé todo lo contrario. Y un 13 de agosto, recibí un e-mail de mi hermano Alex, en donde entre varias cosas, me comentaba que para el mes de setiembre, por cuestión de trabajo, relacionado al evento de la premiación "EXITO AWARDS 2008", organizada por la empresa donde mi hermano trabaja -relacionada también a la empresa donde trabajo- se tenía proyectado hacer algunos viajes a Bolivia, Colombia y Ecuador, y me pidió que lo acompañara en su viaje a la ciudad de Quito, Ecuador, para apoyarlo en los temas vinculados al trabajo y a los objetivos fijados para el viaje. Fue algo inesperado para mí, pero muy interesante y atractivo, el poder conocer un país hermano, y que además, era la tierra de mi abuelo. Además, el viaje, el alojamiento y la alimentación correrían a cargo de la empresa. Viajaríamos el jueves 10 de setiembre y estaríamos 4 días y estaríamos regresando a Lima el domingo 13. Era mi segundo viaje a lo largo de mis 46 años y volvería a viajar junto con mi hermano Alex, luego de 33 años, justo desde esa vez que viajamos a Chiclayo y donde llegamos a Huaquillas. Esta vez, llegaría a la capital, QUITO.




El jueves 10 de setiembre, llegué a casa de mi hermano a las 7:00 am para de allí irnos al aeropuerto, y pasar por todas instancias en el aeropuerto "Jorge Chávez". El avión de Taca Perú partió a las 9:50 am, y el vuelo fue tranquilo y la atención muy buena. Y arribamos a Quito alrededor del mediodía. En lo personal, fue un sentimiento especial el pisar tierra quiteña. Y de frente llegamos al hotel donde nos alojaríamos: el Hotel "Quito", un muy hermoso hotel, con una atención de primera. Estábamos en el 3º piso y con una bonita vista a la calle. De inmediato, comenzamos a coordinar el tema del envio de una amplia cantidad de sobres dirigidos a empresas de Quito, y contactarnos con el courier. Mi hermano tenía agendada una serie de reuniones tanto el jueves como el viernes y yo me haría cargo de la gestión ante el courier y el viernes en la tarde lo acompañaría a algunas reuniones programadas.


Un tema que fue nuevo para mí fue la altura. Voy a ser sincero, era la primera vez que visitaba una ciudad de altura. Sí, no conozco ni Cusco, ni Arequipa ni Huaraz, ciudades de altura en el Perú. Y pude constatar que la altura no es ningún mito, es algo real que hay manejarlo con prudencia. En más de una ocasión sentí el efecto, sobretodo cuando subía escaleras o cuando pensando que estaba en Lima, caminaba un poco más rápido de la cuenta y sentía por momentos que me faltaba un poco el aire y que me agitaba ligeramente. Otro efecto generado por la altura es la de tener los labios partidos, algo que me sucedió a partir del último día y fue bravo, sobretodo cuando en el desayuno del domingo, tomé jugo de naranja y me hizo saltar de dolor.




Una de las cosas que llamó mi atención fue el movimiento nocturno en Quito y la cantidad de personas en las calles. Me encantó la Plaza Foch a donde fuimos en la noche a comer algo y tomar unos tragos y algo que me sorprendió mucho fue ver que el jueves, las calles estaban abarrotadas de gente joven dispuesta a divertirse y en los alrededores había bastantes restaurantes, pubs y discotecas, y mucha gente alrededor de ellas. E incluso me atrevo a decir que hubo más gente en las calles el jueves que el viernes. Y por lo que me comentó más de un taxista, hasta los domingos la gente salía a divertirse. Uno de los lugares que me gustó bastante fue un pub llamado "Flashback", en donde solo se escuchaba música de la década del 80 y con la suerte que se encontraba al frente del Hotel "Quito". Muy buen ambiente había y el poco tiempo que estuve allí, había un grupo que estaba tocando temas de los 80's y lo hizo muy, pero muy bien. Me impresionó cuando tocaron el tema "Alone" de Heart, y la cantante llegó a los agudos de Ann Wilson.



El sábado 12 fue destinado a pasear y conocer. Contratamos un taxi que nos recogería en el hotel a las 10 am y nos llevaría por diferentes lugares. Primero fuimos a "La Mitad del Mundo" y pudimos ver el volcán y la vista era muy atractiva. Allí aproveché para comprar algunos recuerditos para la casa. De allí nos fuimos al Museo de Sitio Intiñan, Camino del Sol, el cual se encontraba atravesado por la línea equinoccial calculada en 00º, 00', 00". En este lugar, un guía nos llevó por todo el museo, explicándonos un poco sobre esta característica de la latitud, y donde había una prueba de poner un huevo encima de la cabeza de un clavo y si lograbas ponerlo te entregaban un certificado. Mi pulso impidió que lo pudiera hacer, pero mi hermano sí consiguió lograrlo y le dieron su certificado. Asimismo, nos mostraron algunas tradiciones de la gente andina en chozas y auténticas moradas que databan de 1875. Muy interesante el lugar.






















De allí nos fuimos hasta el lugar donde está el monumento que representa la Mitad del Mundo, muy impresionante, y aprovechamos para tomarnos fotos como si estuviéramos agarrando el mundo con las manos. Luego de allí, nos fuimos con el taxi hasta El Panecillo, que es una colina en la mitad de Quito y en lo más alto de la ciudad. Está a 3,000 metros de altitud sobre el nivel del mar y marca la división entre el sur y el centro de la ciudad, desde el cual se aprecia la belleza andina de la zona y la disposición urbana de la ciudad. Fue realmente impresionante la vista de la ciudad de Quito y divisarla desde lo más alto es una sensación muy especial. Después de ello, finalmente nos trasladamos al Centro Histórico de Quito y pude conocer la Plaza Mayor, y estuvimos recorriendo por las calles y plazas del centro, tomando fotos y haciendo algunas compras. Se ve que está bien cuidado.




Ya para el domingo pude tomarme una foto con el Estadio "Atahualpa" de fondo. De adolescente y más joven, siempre tuve conocimiento de este estadio por partidos de Copa Libertadores, Eliminatorias de Mundial y como estaba cerca de un centro comercial donde fuimos a almorzar el domingo, no desaproveché la oportunidad de tomarme una foto como recuerdo de haber pasado por allí.



Ya el domingo partimos de Quito a las 6:30 pm con la satisfacción de haber pasado 4 días estupendos. El vuelo de regreso fue bien pesado por motivos del clima y en más de una ocasión hubieron turbulencias que generaron más de una mirada de preocupación. Felizmente, el tiempo pasó rápido y a las 8:40 pm ya estábamos de vuelta por Lima.


Finalmente, algo que realmente me encantó fue el trato de la gente. El ecuatoriano promedio es muy amable, gentil y tranquilo, no le gusta meterse en problemas, y eso lo pude constatar en todo lugar a donde iba. Una vez más, quedaba de lado un prejuicio o idea tonta de creer que los ecuatorianos son hostiles con los peruanos. Me fui encantado con la calidez de su gente y la ciudad tenía su encanto y sus lugares atractivos. En resumen, fue una maravillosa experiencia el haber conocido la ciudad de Quito y haber disfrutado los 4 días que estuve allí. Y lo mejor de todo fue que este viaje fue el preludio para otro viaje que en dos semanas haríamos a la ciudad de Bogotá, Colombia, el cual será objeto de otro post en el blog.



GRACIAS QUITO POR SU HOSPITALIDAD, AMABILIDAD Y CALIDEZ! Me encantó la ciudad y la pasé super bien durante esos 4 días.









5 comentarios:

  1. Maestro un buen post , y si los monitos son buena gente , al igual q tu , yo sentia un tipo de rechazo por la guerra del 95 , y bueno eso cambio cuando me mude a USA conoci muchos ecuatorianos re buena gente , y tanto es asi q ahora estoy saliendo con una ecuatoriana , es de guayaquil y es re linda y re buena gente , de verdad q me cambio totalmente el concepto erroneo q tenia de los ecuatorianos, y lo mejor es q ella no se molesta cuando le digo "MI MONITA BLANCA" ni a mi me molesta cuando me decie "MI GALLINITA TIERNA" de verdad es gente re amable espero algun dia conocer ecuador , la verdad q si conosco pero no me acuerdo muiy bien ya q era muy chico cuando fui ... bueno maestro un abrazo y una vez mas gracias por entretenernos con este blog de verdad es divertido
    NANO
    NYC

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  2. Mi estimado Nano, muchas gracias por tu comentario en este post y por tus palabras.

    Sin duda, la gente de Quito fue super cálida y realmente los 3 días que pasé allí fueron estupendos. Para nada, había siquiera una sensación de incomodidad, en lo absoluto. En la calle, la gente super atenta y eso me encantó.

    Un gran abrazo a la distancia.

    LUCHO

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  3. Bonita experiencia. Recordemos que cada país nos dará algo diferente, unos nos pueden sorprender con su naturaleza o con la cultura de su pueblo, otros nos permiten aprender con el arte, la historia, sus ruinas… en otras ocasiones el país lo puede reunir todo, pero lo más importante es saber valorar los pequeños y grandes detalles únicos e irrepetibles especialmente vitales y e inolvidables como la sencillez de la alegría, al valorar la música, el baile, el disfrute de vivir, la compañía… Todo lo que “traes” de un viaje, todo lo vivido cuenta como parte de tu existencia.
    Fuente: galapagos island diving

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    1. Hola Breismar. Muchas gracias por comentar.

      Concuerdo con cada una de tus palabras al 100 %. Un viaje es algo más que especial porque uno descubre nuevas culturas y otras realidades.

      Un abrazo.

      LUCHO

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  4. Hola Wilmarys. Muchas gracias por comentar.

    Definitivamente, las veces que he viajado, he tomado fotos para que sirvan de recuerdo de un momento especial, no para que lo reemplace. Eso siempre lo he tenido bien claro. Y en este viaje a Quito, fue así.

    Un abrazo.

    LUCHO

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