Como
muchos de ustedes ya saben, me encanta el futbol y soy hincha de Universitario
de Deportes y he escrito varios posts vinculados a la U. Y hoy, 20 de Mayo, se cumplen 110 años del nacimiento del
ídolo máximo de la U: el legendario
cañonero Lolo Fernández. Y he querido actualizar el post que hace 10 años le dediqué por su centenario al mayor símbolo en la
historia crema. Como he señalado en varios posts, no pretendo con este post
hacer una biografía detallada y minuciosa sobre Lolo, ni tampoco hacer una
enumeración estadística de sus logros. Para eso, hay páginas mejores y más
detalladas que la mía. Solo deseo hacer una semblanza, desde mi experiencia
personal y señalar algunos datitos de interés que nunca faltan. A modo de
información, es bueno indicar que Teodoro Fernández Meyzán nació en Cañete un
20 de Mayo de 1913, en donde pasó su niñez y de joven se trasladó a Lima, donde
a través de su hermano Arturo, se probó en la U, que era el equipo de los
universitarios de San Marcos. Luego de un año en la reserva, debutó
oficialmente a la edad de 18 años, el 29 de Noviembre de 1931 ante el club
chileno Magallanes. El resto ya es historia.
Recuerdo mucho que de niño, siempre escuché
mencionar a Lolo Fernández en mi casa, debido a que mi padre era hincha de la
U, lo cual me transmitió desde niño e hizo que me convirtiera en hincha crema
desde los 6 años. Y cada vez que había oportunidad, escuchaba mencionar lo gran
jugador que fue Lolo y la fuerza con la que pateaba el balón. Como buen hincha,
mi viejo era de ir al estadio y en su adolescencia y juventud, lo vio a jugar a
Lolo infinidad de veces y fue así como llegó a convertirse en su ídolo crema. Definitivamente,
a medida que iba conociendo más y más sobre la historia de Lolo Fernandez,
comenzaba a sentir admiración y respeto por todo lo que había logrado en su
trayectoria futbolística. En esos años, en la década del 70, era un adolescente
y enterarme de ciertos hechos futbolísticos relacionados a Lolo, acrecentaban
mi condición de hincha crema. Y cada vez que quería saber algo sobre Lolo,
tenía a mi viejo para preguntarle. Fue así como supe que Lolo había sido un
deportista muy disciplinado y ejemplar, y no era de los borrachos que se
amanecían en juergas o que les gustaba salir en primeras planas con vedettuchas
de cuarta. Lolo se cuidaba y sobre todo, cuidaba esa imagen impecable que tenía
como deportista. Por ello fue que Lolo duró bastante tiempo en este deporte y
se retiró a los 40 años en 1953, aunque sobre eso, regresaremos más adelante.
Entre muchas cosas positivas que escuché
sobre Lolo, hubo tres cosas que realmente capturaron mi admiración hacia él. En
primer lugar, algo que realmente fue admirable en él y que todos se lo
reconocen, fue su amor y lealtad a la camiseta crema. Y en 1941, Lolo reforzó
al club chileno Colo Colo, en un encuentro amistoso que jugaría ante Independiente
de Avellaneda y marcó el gol del triunfo. Tras el partido, el presidente del
Colo Colo, Robinson Álvarez, le ofreció un cheque en blanco para que Lolo pusiera
la cifra que deseara y estampara su firma. Al respecto, Lolo recordaba en una
entrevista: “Desde ese momento comenzaron
a acecharme, dirigentes, hinchas y jugadores chilenos para que me quedara a
jugar allá. Para qué, yo siempre he sido muy pegado a mi tierra, a mi familia,
a mi club. Mi respuesta siempre fue negativa. El último intento lo hizo el
presidente colocolino, cuando iba a tomar el avión y me dijo ‘Fíjese Lolo, aquí
está el cheque en blanco....usted póngale la cantidad, pagamos lo que pida...’.
Lo miré y le dije ‘Disculpe, mi club está en Lima, y se llama la ‘U’”. Con
ello, Lolo demostró su eterno amor a una sola camiseta: la crema. En estos días
en que abundan jugadores que a la primera oferta parten al extranjero, este
gesto terminó de consolidar su condición de ídolo máximo crema. Lolo solamente
vistió la camiseta crema desde su debut en 1931 hasta su retiro en 1953, a lo
largo de 23 años. En una entrevista que El Comercio hizo en el 2010 a su hija,
Marina Fernandez, cuando le preguntaron sobre si era cierto que su padre no
aceptó el cheque en blanco de un equipo chileno porque se quiso quedar en la
‘U’, ella contesto lo siguiente: “Claro,
hijo. Por eso me molesta cuando salen en la televisión a decir que no fue así.
Qué saben ellos. Yo una vez le pregunté y me dijo: “¿Cómo iba a cambiar de
club, cómo voy a olvidarme de mi ‘U’? A él lo emocionaba mucho cómo lo quería
la gente, cómo lo reconocían en la calle. Eso era lo máximo para él”.
En segundo lugar, también recuerdo que mi
viejo me contó que el 24 de Diciembre de 1944 se enfrentaron Universitario y
Racing de Avellaneda y la U goleó 5-3 a Racing, pero lo que pasó a la historia
fue que los cinco goles cremas fueron convertidos por Lolo. Y sobre todo,
cuando en ese momento, Lolo contaba con 31 años. Sin embargo, siguió jugando
por la U por nueve años más. Y en tercer lugar, algo que siempre quedará
registrado en la historia de la U fue la despedida de las canchas de fútbol del
gran Lolo en 1953. En ese año, la “U” no andaba bien y su campaña en el torneo
no era buena. Y cuando llegó la fecha del Clásico ante Alianza Lima, nadie
sabía si Lolo jugaría ese domingo 30 de agosto de 1953, ya que Lolo ya tenía 40
años, y era un veterano en el total sentido de la palabra. Teniendo en cuenta
que Alianza andaba bien en el torneo, a muchos extrañó ver ingresar a Lolo en
la cancha como titular. Incluso los hinchas aliancistas consideraron ello como
una ventaja. Pero en la cancha la cosa fue totalmente distinta y la U se impuso
a Alianza por 4-2, con tres goles de Lolo, tapándole la boca a todos aquellos
que criticaron su presencia. Ese fue el momento perfecto y glorioso para que
Lolo colgara los chimpunes y al final del partido, dio la vuelta olímpica y lo
cargaron en hombros, ante el llanto silencioso de Lolo. Y mi viejo estuvo allí
en el estadio. Aunque su despedida definitiva de las canchas fue el 14 de
octubre de 1953 en el estadio Nacional, ante el Centro Iqueño, en donde
solamente jugó los primeros seis minutos del encuentro y luego, en medio de una
ovación, fue obligado a dar la vuelta olímpica despidiéndose para siempre de
las canchas de fútbol. Nacía en ese momento una eterna leyenda crema.
Muchos de los que conocieron a Lolo,
afirmaban que era un tipo sencillo, simpático, bastante campechano, amable y
nunca rehuía cuando algún hincha sele acercaba. Y al respecto, puedo contar una
anécdota que siempre guardo muy presente. En el año 1977, era un día domingo a
eso de la 1 pm, y nos veníamos con mi viejo y mi hermano Alex de comprar en la
panadería y nos dirigíamos a la casa, a unas tres cuadras. En esos años, mi
hermano Alex se le dio por coleccionar autógrafos de gente conocida, ya sea en
el mundo del espectáculo o del deporte.
Y cuando caminábamos, a media cuadra de la panadería había un carro
estacionado y mi viejo le dice a mi hermano: “En ese carro está Lolo Fernández, vamos a la panadería para que te
regalen un papel para que te firme un autógrafo”. Mi viejo y mi hermano
fueron y regresaron en minutos y seguía el auto allí. Y mi viejo se acercó y
fue como si hubiera saludado a un amigo de años, ya que Lolo lo saludó con
bastante efusividad. Y para mí fue un honor en ese momento estrechar su mano, a
una leyenda viviente de la U. Cuando mi viejo le pidió para que le firme un autógrafo a mi hermano, Lolo aceptó encantado y en ese momento ocurrió algo muy gracioso. En el momento en que Lolo estaba escribiendo la dedicatoria, dijo: "A ver, al amiguito Alejandro Guadalupe, hincha de la U, ¿no?", y mi hermano le dijo, "No, soy de Cristal", y Lolo se rió y dijo, "Entonces, pondremos hincha de Cristal", y en el preciso momento en que estaba terminando de escribir la palabra "Cristal", la tinta del lapicero se acaba y con la chispa que tenía Lolo, le dijo a mi hermano, "Ya ves, dijiste que eras de Cristal y la tinta se acabó" y todos nos matamos de la risa. Luego conversamos unos minutos más y Lolo ni siquiera hizo un gesto de incomodidad y siempre con una expresión sonriente. El más feliz era mi viejo que había compartido con uno de sus ídolos. Pero la cosa no quedó allí. Una o dos semanas después, un domingo fuimos a almorzar a la calle a un restaurant llamado "Montreal", donde se comía rico y estábamos los cuatro -mis viejos, mi hermano y yo- y cuando nos sentamos, nos dimos cuenta que en una mesa estaba Lolo con su esposa. Y minutos después, la gente de las mesas conversaban con Lolo y el contestaba muy gentilmente y hasta se puso a contar algunas anécdotas cuando jugaba en la selección. Y en un par de veces, mi viejo se dirigió a Lolo y conversó con él. Cuando Lolo se retiró, se despidió muy cortesmente de todos y cuando pasó por nuestra mesa, se despidió de mi viejo con un fuerte abrazo. La cara de mi padre era impagable y estaba con toda la emoción encima. Es como si a mí me hubiera pasado lo mismo con Brian May, Roger Taylor o Justin Hayward. Fue la muestra de la gran sencilllez de don Lolo, que no regateaba un saludo ni dejaba de corresponder con una sonrisa a quien lo reconocía en la calle. Fueron dos momentos que siempre guardo grabado en mi mente. Adicionalmente, por otro lado, mi suegro, Alberto Lártiga, me contó que había conocido a Lolo. Mi suegro tenía una agencia funeraria con sus dos hermanos Emilio y Tuto, y me contaba que su otro hermano mayor, Juan Lártiga -quien jugó en el Ciclista Lima en la década del 30 y también en la selección peruana de 1938- fue bien amigo de Lolo, y cuando jugaba Ciclista con la U, era una muralla para Lolo, pero fuera de la cancha eran muy buenos amigos. Y Lolo iba con frecuencia con su hermano Arturo a la agencia funeraria a visitar a los hermanos Lártiga, y cuando todos se iban después a tomar unas cervezas, Lolo -quien normalmente no tomaba licor- les aceptaba solamente un vasito y con muy poca cerveza solamente porque eran sus amigos. Y por más que le querían servir otro vaso, Lolo siempre declinaba. Una muestra de lo mucho que se cuidaba.
Finalmente, hay que señalar también que Lolo tuvo también un paso exitoso por la selección peruana y anotó 24 goles en 32 partidos que jugó. Cabe destacar que Lolo fue parte de aquella selección que participó en los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín y que se vio groseramente perjudicada cuando tras el triunfo de Perú sobre Austria -tierra natal del hijo de perra de Hitler- por 4-2, se ordenó volver a jugar dicho partido porque supuestamente ese partido se había jugado en una cancha que no había tenido las medidas reglamentarias. Ello determinó la decisión del Gobierno peruano de aquel entonces de ordenar el retiro de la delegación peruana de Berlín. Aunque también hay mucho de mito porque el campeón olímpico de dicho certamen no fue Austria, sino Italia. Por otro lado, Lolo también estuvo en la selección que campeonó por primera vez en el campeonato sudamericano en 1939 que se realizó en Lima, siendo el primer campeón del Pacífico, aunque en ese torneo no participaron ni Argentina ni Brasil. Además Lolo fue goleador de ese torneo con 7 goles.
Hoy se cumplen 110 años del nacimiento de un ícono en el deporte nacional. Independientemente de quien uno sea hincha, ya sea de la U, Alianza, Cristal, Muni, Boys o hasta Cienciano, Lolo Fernández fue el mayor ídolo de la U, pero también fue un patrimonio nacional en el fútbol peruano. Y este sábado 20 es una fecha muy importante en el calendario crema y muchos lo estaremos recordando por lo que significó a la U y al universo crema.
Desde este modesto blog, he querido sumarme a los merecidos homenajes que se están haciendo por los 110 años de Lolo. Y sobre todo, como hincha crema que soy. Además, SE que mi viejo me hubiera persuadido para que lo haga y de hecho, debe estar disfrutando también de este post.
¡GRACIAS LOLO POR TODO LO QUE DISTE A LA U Y AL PERU! ¡110 AÑOS DESPUES, SIEMPRE PRESENTE!