El día de ayer, viernes 31 de Enero, una noticia me cayó como un
taladro en todo mi ser. Antonia Rafael Mullisaca, quien fuera nuestra querida empleada durante muchos años en mi antigua casa en Lince, había fallecido a la edad de 77 o 78 años,
no estoy muy seguro. Aunque en verdad, fue muchísimo más que una empleada para
nosotros, ya que fue realmente parte de la familia. La noticia, aunque ya se sabía de lo
irreversible de su situación, me generó una profunda pena y tristeza, por
tratarse de alguien tan cercano a mí, en mi niñez, adolescencia, juventud y
adultez. Nuevamente este es el caso de un post que no estaba entre mis planes
escribir, pero ante lo sucedido, he querido recordar a quien fuera una persona
importante en mi vida y rendirle, desde este humilde espacio, mi más sentido
homenaje. Lamentablemente, no tengo fotos scaneadas para poder publicarlas en
este post, pero voy a buscar entre mis álbumes antiguos y si encontrase algo,
la próxima semana lo escaneo y publico aquí.
Desde que este servidor vino al mundo allá por febrero de 1963, Antonia, quien era natural de Puno, llegó a nuestra casa. Mis viejos me contaron que estando yo de pocos meses
de nacido, ella llegó a la familia y recuerdo que mis viejos me comentaron que
mi tía Letty –la hermana mayor de mi
mamá- se la recomendó a mi mamá. Desde que tengo uso de razón, a los 4 años
de edad, esos primeros años de mi vida estuvieron ligados a ella, ya que en ese
entonces vivíamos en Jr. Huancayo, a media cuadra de Wilson y frente al parque
que ahora está enrejado en Wilson. Ella me llevaba al parque para que yo
corriera a mis anchas, como una ratita de 4 años. En esa casa en Jr. Huancayo,
estuvimos hasta febrero de 1971 y de allí nos mudamos a nuestra querida y recordada casa
en Lince, la casa en la quinta. Y mi viejo una vez me contó que una de las razones para mudarnos fue que el departamento de Jr. Huancayo no tenía cuarto de servicio,
mientras que el de Lince sí, para que ella pudiera estar en la casa cama
adentro. En esa casa de Lince estuve 26 años, desde 1971 a 1997, y a Antonia la
tuve hasta 1996. Ella fue bien pegada a mi mamá y siempre veían juntas las
telenovelas de ese entonces, tanto en los 70’s como en los 80’s. A veces iban
juntas al mercado y en la cocina, tenía una sazón fabulosa y siempre el plato
venía con la repetición justa y necesaria. Cómo olvidar sus frejoles con seco, o su arroz chaufa, o su escabeche de pollo, o su papa a la huancaina, que a veces provocaba lamer el plato. Y muchas veces, ya sea para mí o mi
hermano Alex, cuando no había para repetir porque la olla estaba vacía, ella
agarraba de su plato que le correspondía y nos daba, para satisfacer la glotonería del par
de tragones que éramos. Incluso cuando me ponía a ver TV en la noche en la
sala, ella se sentaba a ver también, y recuerdo que me acompañaba a ver “Cine
Terror”, que daban los viernes en las noches a las 10:00 pm, porque al
mariconazo de Lucho no le gustaba ver solo estas películas. Y con mi hermano se ponían a ver "Combate". Otra cosa que le
gustaba a más no poder eran las películas mexicanas y sobre todo, las
rancheras. La cosa es que siempre acompañaba cuando alguien se ponía a ver TV en la sala. Otra
cosa que siempre recuerdo es que ella era la especialista en matar cucarachas.
En los 90’s, mi hermano Alex y yo éramos un par de
mariconazos cuando aparecía una cucaracha, y al toque llamábamos a Antonia,
quien no se hacía problemas y las mataba en el acto. Con los años, le perdí el
miedo y el asco a eso, pero en ese momento, no ataba ni desataba, Incluso
cuando se aparecía una de esas intrusas en la cocina, ella agarraba el hervidor
y le echaba agua hirviendo y las mataba de un solo golpe.
Cuando en setiembre de 1987 murió mi madre, con mi viejo y mi
hermano pensábamos que como había sido muy cercana a ella, quizás tomaría la
decisión de irse. Sin embargo, no fue así y siguió con nosotros de manera leal
y noble. En 1990, mi abuela paterna llegó a vivir con nosotros, y en 1993 mi
padre falleció y ella siguió con mi hermano y conmigo. Para 1995 mi hermano se
casó en setiembre y en noviembre murió mi abuela, quedándome solo en aquella
casa de Lince, y ella continuó conmigo. Pero en 1996 estuve sin trabajo por
buena cantidad de meses, afectando mis finanzas y se me complicaba cada
vez pagarle su sueldo, hasta que mi hermano me hizo una propuesta. En esa época
ambos vivíamos en aquella quinta, yo en la casa de arriba y el con su esposa Blamy en
la casa de al fondo. Y como necesitaban a alguien, me sugirió que Antonia
pasara a trabajar con él y a mí me cocinaría los fines de semana, lo cual
acepté y de esta forma, llegaba a su fin 33 años de vivir bajo el mismo techo
con ella. Aunque al principio, ella no quería y tuve que insistirle yo para que aceptara. Igual estaba cerca y venía a cocinarme los fines de semana, pero ya
bajo un contexto distinto. Cuando me tocó de irme de esa casa, en mayo de 1997,
al momento de despedirme de ella, ella lo hizo de manera rápida nomás, pero
después me llegó a comentar que si se despedía como debía ser, se hubiera
puesto a llorar. A partir de allí supe que estuvo un par de años más en casa de
mi hermano, y cuando se le quemó esa casa en 1999, ella más bien pasó a ir los
fines de semana a su casa. Cuando iba algunos fines de semana a almorzar a su
casa, ya fuera en Salaverry, Javier Prado o Los Naranjos, siempre la veía y la
saludaba con mucho afecto y cariño. Incluso conoció a mi esposa Silvana y
siempre la trató con mucho cariño. La
última vez que la ví fue en su cumpleaños el 13 de Enero, que justo cayó sábado en el año 2009
y recuerdo que le cantamos su Happy Birthday con su tortita incluida. Fue un
momento muy grato y bonito.
Posteriormente, de un momento a otro, dejó de venir a casa de mi
hermano por problemas de salud y eso se convirtió en algo permanente, y le
perdimos el rastro. Hasta que hace dos semanas, mi hermano Alex supo por su
hermano Ricardo, que ella se había sentido muy mal y se encontraba en
Emergencia en el Rebagliati. Fuimos a verla y fue todo un caos y con el pase
que tenía el hermano, pudimos entrar uno por uno. Primero entró mi hermano y
después me tocó a mí. Cuando me vio, me reconoció y se alegró de verme. La ví
bien desmejorada, pero al menos estaba consciente y me escuchaba. Le di un beso
en la frente y le dije que estaba bien, y le había preguntado antes a mi
hermano por mí. Estuve unos 10 minutos y me retiré, con bastante pena de verla
así. En ese momento, todavía no se sabía lo que tenía. Hasta el día de ayer, en
que mi hermano me comentó en la mañana que el hermano lo había llamado y le
había dicho que ya había pasado a un cuarto, pero que estaba muy grave y que lo
que tenía era algo irreversible. Fuimos en la mañana a verla, y fue complicado
porque el horario de visitas era de 5 a 7 pm y eran las 12 del mediodía. El
hermano tenía su pase, y hablamos con la persona de seguridad y le dijimos que
la persona estaba muy mal y que no pasaba de hoy, y que queríamos despedirnos
de ella. A Dios gracias, el tipo permitió que ambos subiéramos con un solo
pase. Llegamos y primero ubicamos al doctor, quien nos dijo que lo que tenía
era un cáncer avanzado al pulmón y que además, había desarrollado una
metástasis por todo el organismo. Estaba inconsciente y con respirador, y se agitaba y que
entre hoy y mañana, le podía dar un paro respiratorio y allí darse el
desenlace. Eso me sacudió totalmente por dentro y acto seguido, fuimos al
cuarto a despedirnos de ella. Estaba mucho más demacrada que hace dos semanas. Primero mi hermano y luego seguí yo. En ese
momento, besé su frente y le agradecí por todos estos años de lealtad y
entrega, mientras se me corrían algunas lágrimas de los ojos. Nos retiramos y
hablamos con el hermano y le dijimos que nos avisara cuando sucediera el
desenlace. De allí con mi hermano fuimos a su oficina para una reunión y
después nos fuimos a almorzar los dos. De regreso, fui al banco a hacer un
trámite y regresé a su oficina. En ese momento, mi hermano me dijo que lo
habían llamado y le habían comunicado que Antonia ya había fallecido. A pesar
que era algo ya esperado, pero me devastó totalmente esa noticia. De regreso a
mi oficina, todos los recuerdos dentro de esa casa en Lince se me vinieron de
manera galopante a la mente. Antonia nos había dejado para siempre. Y no creo
en las casualidades, desde ayer ya estaba mal y se podía ir en cualquier
momento. Sin embargo, estoy convencido que ella esperó que nosotros fuéramos
ayer para despedirnos y escuchar lo que cada de uno de nosotros le dijo, para
que a las pocas horas, partiera el reino espiritual. Y más aún, cuando en
circunstancias normales, no hubiéramos podido entrar a verla. Nos vio
consciente hace dos semanas y nos sintió ayer y se fue en paz.
Fueron 33 años de entrega, lealtad total y full servicio que
estuvo conmigo y luego varios años más con mi hermano Alex. Con ella se va unos
de los últimos recuerdos que me quedaban de aquella casa en Lince. Descansa en
paz, querida Antonia. Siempre estarás en mi recuerdo y realmente te llevas una
parte de mi corazón. Que Dios te tenga en su gloria, no tengo duda de ello y estoy seguro que vas ser recompensada en el reino espiritual como te mereces. Y
estoy convencido y seguro que mi madre debe haber sido una de las primeras en salir a darte el encuentro. Ya nos volveremos a reencontrar allá en el reino espiritual.
:'( doña Antonita, me la imagino gritando "niño Lucho vuelveeeee" y te imagino corriendo por ese parque sin pensar en límites territoriales xD Partió, como lamentablemente lo dicta la ley de la vida, pero estuvo más que presente en tu vida y marcó mucho, y tú la acompañaste hasta el final, ella hace un par de semanas pudo por última vez recordar al niño que cuidaba y verlo convertido en el señor que es hoy y sentirse orgullosa :) saber que el tiempo que les dedicó no fue en vano y que ahí estaban yéndola a visitar contra viento, marea y pases de hospital.
ResponderEliminarMi sentido pésame Luchito y abrazos reconfortadores!
Pd. torturar a las cucarachas con agua hervida!! sapeee! jaja lo intentaré! xD
Estos gestos son propias de personas bien nacidas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola mi querida Daria. Muchas gracias por tu comentario y sobe todo, por tus tan hermosas palabras.
ResponderEliminarAgradezco de corazón tu preocupación en estos días previos y tu invalorable apoyo a la distancia. Fue definitivamente alguien importante y presente en mi vida durante 33 años. Y sí, era recontra eficaz tirarle agua hirviendo a las cucarachas. En una quedaban pulverizadas, ja ja.
My dear best friend, gracias infinitas por tu amistad auténtica y confiable. Te quiero mucho.
Te mando el más grande abrazote fuertote de Yogui, mi querida Bubu.
Tu amigo de toda la vida.
LUCHO
Hola mi estimado Elmo. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarAgradezco mucho tus palabras.
Un fuerte abrazo.
LUCHO