Una vez más, como me ha sucedido ya varias veces, no estaba entre mis planes elaborar y publicar este post. Pero muchas veces, la realidad te lleva a situaciones no planificadas y decisiones imprevistas. El día de hoy, miércoles 22 de Diciembre, me enteré por un gran amigo de la promoción del colegio, que nos había dejado para siempre, quien fue nuestro profesor y Class Teacher en Tercero de Secundaria en mi querido colegio “San Andrés”, CLIVE BAILEY, el querido “Tío Clive”, para nuestro salón, la “A”. Sinceramente, la noticia me tomó por sorpresa y me causó muchísima pena, realmente una muy profunda tristeza, porque se trató de un profesor que dejó huella en nosotros, y que se hizo querer por todos, no solamente por nuestra promoción, sino también por todos aquellos alumnos que recibieron sus enseñanzas. Por eso, fue sumamente grato cuando supimos que en el año 2008 asumió el cargo de Superintendente o Headmaster del colegio, cargo en el que estuvo hasta el año 2013. Por todo esto, es que sentí el deseo y también la necesidad interna de elaborar este post para recordar a nuestro querido “Tío Clive” y rendir este modesto tributo a su memoria.
En 1977, entramos a cursar el Tercer Año de Secundaria, tras haber transitado nuestros dos primeros años en Media -como así se le llamaba también. Y la curiosidad inicial siempre fue saber quién sería elegido como nuestro Class Teacher, a lo largo de todo el año. Ya habíamos tenido en Primer y Segundo Año, dos Class Teachers jodidos, porque en Primero, inicialmente fue el profesor Salvador Cárdenas, pero al fallecer trágicamente por un accidente automovilístico a mediados de año, pasó a ser nuestro Class Teacher, el recordado “Loco” Vidal, a quien ya habíamos sufrido un año antes en Quinto de Primaria, como profesor de Geografía. Y en Segundo Año de Media, fue el profesor de Matemáticas, Carlos Benavente, más conocido como el “Perro”, quien era recontra estricto. Fueron dos años en que nos tuvieron a raya, y esperábamos que al menos, quien fuera elegido no fuera tan bravo. Y recuerdo que en ese primer día de clases, ingresó a nuestro salón de clases, el Director William Mackay –que ese año 77 sería su último año como Director-, y lo hizo con un tipo que se parecía en ese momento al actor francés Pierre Richard. Mackay lo presentó ante nosotros, como un nuevo profesor británico que había venido al Perú y que iba a enseñar en el colegio, y que además, sería nuestro Class Teacher en Tercer Año. Debo admitir que a todos nos tomó por sorpresa porque se trataba de alguien que ni siquiera estaba entre nuestros pronósticos, al ser alguien totalmente nuevo no solo para nosotros, sino también, para el colegio. Iba a ser su debut absoluto como profesor en el colegio, y con nosotros. A ello se agregaba también el hecho que su español era más que incipiente –por no decir casi inexistente-, y ello nos daba una idea de lo difícil que iba a ser la comunicación al inicio. El nos iba a enseñar el curso de Inglés, y allí había la excusa para que la comunicación con nosotros, pudiera llevarse a cabo de manera mayoritaria en inglés. Y por supuesto, con la fama de chonguerazo que tenía mi salón, al comienzo, más de uno se imaginó que este tercer año sería un paseo o una extensión de las vacaciones, o que al nuevo profesor le iban a la hacer la vida imposible hasta diciembre y se lo levantarían en peso. Nada más alejado de lo que fue la realidad.
Sin hacer un repaso estadístico o cronológico de lo que fue ese año 1977, sí debo recordar que desde un principio, el profesor Bailey no se dejó pisar el poncho y puso los límites necesarios para evitar cualquier clase de desbande. Pero además, se le veía como una persona afable, de buena actitud y sobre todo, bastante confiable. No solo se limitaba a dar su clase y punto, sino que también se preocupaba y se interesaba por todo aquello que pasara con sus alumnos. Nunca faltaban los que querían dárselas de graciosos y metían vicio en el salón, sobre todo cuando el profesor se ponía a escribir en la pizarra, y muchas veces, giraba y se daba vuelta rápido e identificaba al gracioso, y con las mismas, le decía, ‘Tú, te vas afuera’, ante la sorpresa de todo el salón. Y no lo hacía molesto ni malhumorado, sino todo lo contrario, sonriendo y hasta riéndose de manera frontal. Y eso lejos, de generar que el salón le tuviera cólera, temor o hasta tirria, tuvo el efecto contrario, y como que el profesor Bailey comenzó a caerle bien a todos nosotros. Y fue inevitable que le pusierámos algunas chapas, aunque las más utilizadas fueron "Pierre Richard", y "Old England Toffee" -por un comercial que salió en TV en ese año. A medida que avanzaban los meses, ya su español era un poco más fluido, aunque algunos, pensando que el profe no se sabía todas las palabras en español, metían algunos ajos y cebollas, ante la risotada del salón y el desconocimiento del profesor. Pero esto no iba a ser así por siempre. Y aquí quiero detenerme en un par de recuerdos que demuestran ese carácter hasta cierto punto pícaro que tenía el ‘Tío Clive’. Primero, fue cuando el profe estaba escribiendo en la pizarra y por allí los desalmados, y particularmente David Lecaros, susurraban, ‘Aaaaaahhhhh’. El profe volteó y lo vio a Lecaros y le dijo, ‘Tu, ven a escribir a la pizarra’, ante su desconcierto. No le quedó otra que hacer caso, y cuando comenzó a escribir, volvieron las voces “Aaaaaahhhh’, ante la mirada sonriente y hasta cachacienta del Tío Clive. El pobre Lecaros pagó pato. Y el segundo recuerdo, no fue tan grato para Rolando Salvatierra, quien en plena clase, el profesor le hizo una pregunta y como Rolo no la sabía, antes de pararse lanzó un sonoro ‘Putamadre’, confiando que el profesor no iba a entender nada. Ni habían pasado cinco segundos, y el profesor lo señaló y le dijo, ‘Tú, escribe en un papel lo que acabas de decir’, lo cual dejó sin piso a Rolo, quien intentó suavizarlo alegando que solo había dicho ‘puchicana’. Pero, nadie le creyó eso y simplemente, el profesor fue a la dirección y de inmediato, lo suspendieron a Rolo un par de días. Eso nos sirvió de lección para que de allí en adelante, ni siquiera volviéramos a intentar algo parecido en clase, ya que sabíamos que terminaríamos mal ante la Dirección del colegio. Quedamos totalmente curados con eso. Y los siguientes meses transcurrieron sin ningún de tipo de sobresalto o exceso por parte de nosotros, y a medida que avanzaba el tiempo y se sentía más cerca el final del año, se incrementó la cercanía con el profesor Bailey, hasta llegar a considerarlo como uno de los mejores profesores en nuestra etapa escolar hasta ese momento, y estoy seguro que hasta el día de hoy. Y ello contribuyó a que Tercero de Secundaria fuera uno de nuestros mejores años en los once que estuvimos en el colegio.
Realmente el profesor Clive Bailey había dejado una huella en todos nosotros, y como una clara muestra de ello, al año siguiente, en 1978, se organizó una comida en casa de Beto Lay y lo invitamos al profesor Bailey. Fue una reunión muy agradable, y en un momento determinado de la noche, le hicimos entrega de un presente, que era un lapicero dorado que tenía grabada la palabra ‘Tío Clive’, y que lo emocionó bastante. Y un año después, en 1979, para nuestra Cena de Graduación, nos permitieron elegir entre dos y tres profesores por salón, y definitivamente, nuestra primera elección fue el Tío Clive. No había que pensarlo siquiera un segundo. Posteriormente, cuando a partir del año 2000, comencé a asistir a las celebraciones por el día del colegio, cada 13 de Julio, en varias oportunidades me crucé con él y siempre nos saludábamos con bastante cordialidad y afecto, e incluso pude conocer a su muy encantadora esposa, Ruth, quien siempre nos saludaba con una sonrisa. Y fue realmente una muy grata sorpresa cuando me enteré que en el año 2008 había asumido el cargo de Superintendente del Colegio, que ejerció de manera bastante positiva hasta el año 2013. En ese 2013, cuando supe que iba a dejar su cargo, fue para mí sumamente grato, saber que un pequeño grupo de amigos ex alumnos de diferentes promociones había decidido invitarlo a una cena como una especie de despedida al Chifa Kuo Wha, y que decidieran incluirme en esa celebración. Fue un momento muy especial en el que recordamos varios pasajes y momentos compartidos con el querido Tío Clive. Esa sería la última que lo vería. Después de ello, se iría a vivir con su esposa a su natal Escocia, y de vez en cuando, se tenía noticias de él a través del Facebook.
Nos ha dejado el muy querido y recordado profesor, MR. CLIVE BAILEY. Pero su legado personal quedó de manera imborrable en el colegio, y muy particularmente, en nuestro salón, la sección "A" de la Promoción 1979, no solamente como un muy buen profesor de Inglés, sino como un gran formador y sobre todo, una gran persona y un maravilloso ser humano, y también como un gran Headmaster del nuestro querido San Andrés.
¡¡DESCANSA EN PAZ, QUERIDO TIO CLIVE!! ¡¡GRACIAS POR ELEGIRNOS COMO SALON PARA INICIAR TU CAMINO EN EL SAN ANDRES ALLA EN 1977!! ¡¡SIEMPRE TE RECORDAREMOS Y VIVIRAS EN NUESTROS CORAZONES!!
Muy buena semblanza, como siempre, querido Luchito. No hay nada más que decir. Tu memoria es impecable. Clive Bailey quedará en el recuerdo como uno de los grandes profesores que tuvimos, por su personalidad y singular sentido del humor para monitorear a los alumnos difíciles, así como su disposición para atender nuestras inquietudes. Sin duda es cierto que aquellos quienes realmente trascienden y dejan huella, generan buenos recuerdos que, a pesar de partidas y tristezas, nos mantendrán siempre unidos. Descanse en paz querido Mr. Bailey. Un abrazo fraterno Luchito.
ResponderEliminarHola mi estimado Juanjo. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarSin duda alguna, Mr. Bailey supo cómo conectar con nosotros y dejó huella en nuestros corazones. Fue un verdadero maestro.
Un fuerte abrazo sanandresino.
LUCHO
Gracias por compartir esta linda anectota estiamdo Lucho Guadalupe, si conoci al profesor director del colegio San Andres, de mi hijo Alvaro, una persona muy atenta un gran ejemplo de Maestro, Hoy Descansa en Paz Clive Baile y gracias por los espacios musicales que nos acompaña a lo largo del dia Lucho, en la Radio
ResponderEliminarHola Elvira. Muchas gracias por comentar.
EliminarGracias por compartir la experiencia de tu hijo como alumno del profesor Bailey. Y agradezco muchísimo tus palabras.
Un abrazo.
LUCHO
Gracias por compartir este mensaje muy emotivo del ex director del Colegio San Andres colegio de mi hijo, un persona con muy buena dispocion para los padres de familia y los alumnos un gran ejemplo para la juventud y recordar que hizo mucho por el colegio y los estudiantes, que descanse en paz
ResponderEliminarHola de nuevo Elvira. Gracias por comentar.
Eliminar100 % de acuerdo con todo lo que has expresado. Que en paz descanse.
Un abrazo.
LUCHO
Si es cierto.. no recordaba que año llegó el Profesor Bailey al colegio, yo está en 1ro de secundaria, osea dos años mas joven, y también nos impacto su manera de ser, tan sincero y humano, tanto que nuestra promoción 1981, se llamo Clive Bailey, como gratitud a el. Lamentablemente mi memoria está media rara, pero mucho recuerdo el año que le ganamos a Escocia en fútbol, el estaba q rabiaba, otra vez alguien puso un chicle en su silla, y ya se imaginan como se puso. Pero no pasó a mayores, solo estaba rojo tomate de cólera.
ResponderEliminarA propo del blog, en mi promo muchos eran fansticos de Queen, incluso en el viaje de Promoción, alguien llevo un Kset de Flash Gordon, imaginen un viaje en un bus moderno, de la época escuchando esa música. Ahora yo soy full rock progresivo, sobre todo el inglés.
Siempre recordamos al profesor, y comentaré sus enseñanzas a mi hija.. una manera de perdurar sus recuerdos.
Hola Beto Yes. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarGracias por compartir tu experiencia alrededor del profesor Bailey. Siempre será recordado.
Un fuerte abrazo sanandresino.
LUCHO