Tras un prolongado descanso de cuatro largos
meses y luego del último post publicado en noviembre del año pasado, nuevamente
retorna al blog este segmento dedicado a las cosas que me disgustan y me sacan
de quicio. De acuerdo a lo que dije en algunos de los posts publicados el año
pasado, la idea de escribir este segmento es hacerlo cuando sienta las ganas y
el deseo de hacerlo. Y en los meses previos, esas ganas y deseos no los tenía
presentes y prefería irlo postergando hasta nuevo aviso. Además, con ocho
entregas anteriores en este segmento el año pasado, si se seguía a ese mismo
ritmo, siempre estaba latente el riesgo de quedarse sin temas o agotarlos. Y
prefiero publicar pocos posts pero con temas que sean nuevos o no cubiertos, a
escribir más posts y de repente, hasta siendo repetitivo. Y como hice en ese
último post, este post contendrá una de las cosas que me molestan y también el
acostumbrado roche que me haya tocado pasar en algún momento de mi vida.
1) Una
de las cosas que francamente me sacan de quicio es por un lado la conchudez de
algunas personas ante los asientos reservados o preferenciales que hay en una
combi, micro u omnibus, y por otro lado, la manipulación grosera que varias
personas hacen para acceder a un asiento reservado o una cola preferencial. Vamos
por partes. En primer lugar, como ya sabemos, en estos últimos años se ha decidido –y de manera positiva- incluir en toda combi, micro u ómnibus, los llamados asientos reservados o
preferenciales. Yo ya he tomado la costumbre de jamás sentarme en uno de esos
sitios, por la sencilla razón de que al primer anciano o embarazada que suba al
micro, obligado tienes que pararte a ceder el asiento, bajo apercibimiento de
ser considerado un insensible hijo de perra que le importa un rábano que un
anciano padezca parado el trajín de un viaje en micro. Definitivamente no soy
así y por eso, cuando con mi esposa subimos al micro nos vamos al medio o al
fondo. Si todos tuvieran claro eso, las cosas serían ideales para aquellos que
necesitan que se les dé el asiento. Pero no, lo peor es que hay gente que
cuando suben al micro, con toda la conchudez del mundo se ubican en esos
asientos preferenciales y cuando sube alguien de avanzada edad, ni se inmutan y
siguen como si con ellos no fuera la cosa. Y lo peor es cuando algunos llegan
al descaro de hacerse los dormidos. Eso me provoca una gran indignación y
francamente da ganas de tirarles agua hirviendo. Eso me hace recordar cuando el
año pasado estaba en un micro sentado en la parte del medio y un tipo entre 20
y 25 años estaba sentado en el sitio reservado y estaba leyendo su periódico.
Subió en ese momento una joven embarazada y nadie se dignaba a darle el
asiento, y menos ese individuo que estaba usurpando el asiento reservado. El
tipo seguía leyendo y en eso, una señora de mediana edad, tomó su periódico, lo
envolvió y le tiró un periodicazo en la cabeza al sujeto, y le dijo: “Oye, ¿eres ciego o sordo? ¿No ves que la
señora está embarazada y necesita sentarse donde tú estás?”. Al idiota ese
no le quedó otra que pararse obligado por las circunstancias, y cederle el
asiento a la joven, y encima tuvo la frescura de decirle: “Disculpe, no la había visto”. De verdad, que merecía que lo
lincharan.
Y por otro lado, está el aprovechamiento de
esta preferencia que se le debe dar a determinadas personas para que puedan
sentarse en asientos reservados o también hacer una cola preferencial, cuando
hay una cola larga en un banco. Hasta donde tengo entendido para que alguien
tenga derecho a esa preferencia, tanto en un asiento como en una cola, debe
estar comprendido en los siguientes casos:
A) Ancianos o ancianas.- Aquí me refiero a esos viejitos que apenas
pueden con su alma y que sería una crueldad que viajen parados en el micro o
hagan cola por prologados minutos o hasta por horas. Anciano es alguien que
según mi criterio, ya haya pasado los 65 años.
B) Jóvenes o señoras embarazadas.- Aquí entra desde aquella que tenga uno o
dos meses de embarazo y apenas se le note la pancita, hasta la que tiene ya 9
meses y su barriga es un globo a punto de explotar. Aquí no cabe eso de que “no
está tan embarazada”. Lo está o no lo está, y si lo está, no joroben y no se
hagan los locos.
C) Señoras con bebe.- Aquí incluso puede incluirse a un
caballero que está con su hijo de meses de nacido o en sus primeros años. Si
una señora está cargando a su hijo, sería inhumano hacerla esperar haciendo
cola o viajar parada. De ninguna manera incluye aquellos casos cuando el hijo
es un manganzón de más de 10 años.
D) Discapacitados o minusválidos.- Creo que en este caso, no se necesita
mayor explicación. Claro, eso tampoco comprende a los que estando sentado en un
asiento reservado, de un momento a otro dicen que les duele fuerte la pierna y
que están cojeando. Sí, cuñadito.
Para mí, esos son los cuatro claros
ejemplos que califican para acceder a esta preferencia. Si la gente entendiera
claramente eso, no habría problema y la fiesta se llevaría en paz. Pero no, hay
una manipulación grosera de este concepto y sobre todo, en las colas en los bancos
o cualquier otro servicio. No les miento, muchas veces he visto, señores o
señoras que por el solo hecho de tener canas o la cabeza blanca, ya se lanzan
de frente a la cola preferencial. Y uno los ve desplazarse de lo más normal. O
sea, para el resto de cosas, todavía no estás viejo, pero cuando se trata de no
hacer cola, eres un viejo decrépito que no puede con su alma. Esa conchudez me
revienta. O señoras que porque tienen más de 50 años se creen con el derecho de
meterse a la cola preferencial, pero igual lucen bien pintaditas y arregladas. Francamente
cualquiera hace cola preferencial. La gente que me conoce sabe que no hace
mucho cumplí 50 años y que tengo canas en todo el pelo y con ese criterio, la
próxima entro a un banco arrastrando los pies y con un bastón para hacer mi
cola preferencial. Y eso que en los bancos y en los asientos reservados, debajo
de la palabra “Asiento Reservado”, aparecen los cuatro dibujos de los casos que
acabo de señalar. Entonces, ¿qué tiene la gente en la cabeza? ¿Es bruta o es
caradura?
2) Ahora toca el turno al acostumbrado roche que
en algún momento de mi vida me haya tocado pasar. Aunque en honor a la verdad,
no soy una fuente inagotable de roches o situaciones vergonzosas y ya el año pasado
he contado ocho de este tipo de situaciones embarazosas. Y haciendo un poco de
memoria, recuerdo una situación bochornosa que me tocó pasar allá por el año
1985, cuando era practicante en un estudio. Tenía 22 años y estaba en Octavo
Ciclo en la Facultad de Derecho y era hora de practicar. Y por intercesión de
mi viejo, entré por unos meses al Estudio Loli, del Dr. Luis Loli Roca –ya fallecido-, quien era abogado y
también periodista –por allí conocía a mi
viejo. Los primeros meses eran lo usual para un practicante: pagas tu
derecho de piso y te encargas de salir a hacer tal o cual trámite o ir a dejar
un escrito a alguna escribanía o secretaría de juzgado. Y recuerdo que un día, el Dr. Loli me llamó a
su oficina y me dijo que tenía un caso de unos piuranos, referentes a un juicio
ejecutivo o algo por el estilo. Honestamente, los detalles no los recuerdo, pero
era algo así como que un tipo les debía plata a estos piuranos y ya se había
presentado la demanda ejecutiva y había que gestionar con el juez para que
dictara una medida cautelar, o algo parecido, contra el deudor. El hecho que
los piuranos habían venido a Lima para ver de cerca ese proceso y el jefe me
dijo que fuera con ellos a hablar con el juez y le expusiera la situación y lo
persuadiera para que dictara la medida cautelar. Cuando llegaron los piuranos,
en ese momento me dije, “¿Con ellos voy a
ir donde el juez?”. Lo que pasa es que ya hacía calor en ese momento, y los
dos tipos vinieron recontra abrigados.
Eran los típicos recién bajados, chutazos y prietos, con casacón,
pantalón de tela y zapatillas blancas. Solo les faltaba decir “Guaaa”. Pero lo peor era que los tipos
apestaban y horrible. Olían a mula muerta. Ni mi perra cuando no se baña en dos
meses olería así. Honestamente era un sacrificio ir con ellos hasta allá.
Salimos a tomar una combi que nos dejara en Arequipa con Javier Prado, a una
cuadra de los Juzgados Civiles. En la combi se sentía el olor a mofeta de los
piuranos y como yo estaba con ellos, la gente volteaba con gesto de asco y me
incluían en la mirada demoledora. Y eso
que estaba al fondo de la combi. Incluso recuerdo que dos chiquillas bien
simpaticonas levantaron la mano para parar la combi y subir y cuando la primera
puso el pie en el escaloncito para entrar, vio al fondo y le cambió la cara y
dijo: “¡Ay no, que fue huelen!”. Yo
quería que me tragara la tierra. Y llegamos a Javier Prado y caminamos hacia
los Juzgados y antes de entrar, le dije a los tres, que yo iba a hablar con el
juez, que ellos no abrieran la boca para nada. Eran capaces de repente de
soltar una pachotada y fregarla toda. “Ustedes
dejénmelo a mí, ni una sola palabra cuando estemos con el Juez, ¿OK?”. Los
piuranos asintieron con la cabeza y subimos al despacho del juez. Tras
comunicar a la secretaria que se encontraba allí que deseábamos hablar con el
Juez, nos hicieron esperar algunos minutos, porque el Juez estaba en reunión
con otra persona. Cuando salió, la señorita me dijo que podíamos pasar no sin
antes mirar a los piuranos con cierto gesto por el olor que emanaba de sus
humanidades. Entramos y nos sentamos. El
Juez era un tipo que tendría de 35 a 40 años, relativamente joven y era
bastante tratable. En poco tiempo, le expuse el caso y la necesidad de que se
decidiese una medida cautelar para garantizar el cumplimiento de la obligación
del deudor. Luego que terminé de hablar, el Juez me dijo que había revisado el
expediente y que efectivamente, estaba de acuerdo con lo que le había indicado
y me dijo que de todas maneras iba a determinar que se diera esa orden cautelar
y que era cuestión de esperar nomás. Con ello, la reunión con el Juez había
sido positiva y nos paramos para retirarnos y le agradecí al Juez por su tiempo
y por habernos recibido. El tipo se sonreía al ver la facha de los piuranos. Y
cuando estaba ya en la puerta esperando que el último de los piuranos se
despidiera del Juez, veo que este sujeto se mete la mano al bolsillo y le dice
al Juez: “Muchas gracias, doctorcito –con
acento piurano-, ¿Quiere que le deje aquí algo para su gaseosita?”. En ese instante, me quedé helado y quería que
me tragara la tierra, ya que luego de haber hecho una buena gestión, en un
segundo, uno de estos tipos con su iniciativa, dejó la imagen por los suelos.
El Juez se rió y le dijo, “No se preocupe”.
Cuando salimos a la calle, lo quería matar al tipo y le dije su vida. “¿Cómo se te ocurre decirle eso al Juez? ¿Acaso
estamos en tu tierra en donde al Juez lo compras con cinco chapitas?”. Lo
único bueno fue que los piuranos no tenían que regresar al estudio y ya me
regresé solo sin olores pestilentes alrededor mío.
Esta ha sido la novena
entrega de esta sección “COSAS QUE ME DISGUSTAN” y de paso, la primera de este
año 2013. Ya regresaremos con más temas que no gozan de mi agrado y que siempre
es bueno, fijar una posición crítica al respecto y compartir opiniones e
intercambiar algunas experiencias con la gente que deja sus comentarios. Como
les dije, dependiendo de cuan motivado me sienta al respecto. Puede ser dentro
de un mes, como dentro cuatro, cinco o seis meses. Y como siempre, los espero
con sus visitas y comentarios. Hasta la próxima.
Me revientan también los tipos que no ceden asiento. Yo lo cedo aunque esté al fondo y vea una señora, no necesariamente tiene que ser el reservado.
ResponderEliminarOhh que mal la pasaste con los piuranitos :( no se que pensar. El hotel no tenía agua, estaban muy abrigados y no se echaron desodorante, etc, etc.
Creo que el juez ya sabía que le tocaba su tajada. Por eso no hizo nada.
Saludos!!
Hola Maxwell. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSí, en verdad es indignante ver esas frescuras de ciertas personas en ese tipo de situaciones. Cuando sean viejos, van a cosechar lo que han sembrado en sus vidas. Y en cuanto a los piuranitos, sea el motivo que fuera, pero era para estar a dos cuadras de distancia. En serio, olían a guardado y a concentrado de todo lo pestilente que pudiera haber.
Un abrazo.
LUCHO
Jajajaja me da risa como haces hígado… pero bueno si, hay muchas cosas que nos hacen rabiar… aquí te suelto algunas… cuando uno va apurado manejando y hay un tarado que va por el carril izquierdo más lento que mi abuelita… y lo peor es que ves que todos los carros se le meten adelante… eso me da cólera. Si alguien va ir despacio, tiene que ir por el carril derecho o el carril del medio, así de simple es la cosa.
ResponderEliminarEl roche que mate de risa jajajaja, hubieras llevado un ambientador… pero bueno pienso a veces y trato de dar una explicación… es que no se huelen?... la única explicación es que es parte de su cultura y no se sienten…
Este segmento es muy bueno Luchito, jejeje.
ResponderEliminarEsos que no ceden el asiento se pasan. Algunos quedan como caballos y otros como meros malcriados! Y hay mujeres también que no ceden ni para una embarazada. Pésimo...
Qué buena tu anécdota jajaja
¡Cómo somos los latinos! Pareciera que nos fuera imposible acatar normas para una mejor convivencia. Un suizo o japonés ve una señal de Pare y siginifica Pare, para un latino existen dos posibilidades, parar o seguir de largo. No comprendo porqué tenemos esa resistencia a hacer caso de las normas, y es algo que no distingue clase social alguna. Como que nos creemos más vivos, por lo general nos burlamos de alguien que tiene conducta, como que es un boludo. Sinceramente, uno con el paso de los años se vuelve un tanto más intolerante con este tipo de gente. Así les va a nuestros países... hasta que no cambiemos nuestra cabecita de mediocres, de creernos más listo que el resto, no vamos a generar sociedades mejores.
ResponderEliminarSaludos...
Hola mi estimado Marcelo. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarNi tanto, maestro, je je. Aunque hay cosas que a uno lo sacan de sus casillas. Y el ejemplo que has puesto es para desesperar al más tranquilo. En cuanto al roche, lo mismo me preguntaba yo, y pienso que o ya ase acostumbraron al olor o ni se sienten. En fin.
Un abrazo.
LUCHO
Hola Marité. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMe alegra que te guste este segmento. Y sí, da impotencia cuando te ganas con ese tipo de situaciones. Y en cuanto a la anécdota, sí pues, tuve que soplarme ese olor a mofeta.
Un abrazo muy grande.
LUCHO
Hola Pablo. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarPlenamente de acuerdo contigo. Es cuestión de cultura y allá en Europa, la educación cívica es algo que forma parte de los valores que se inculcan desde pequeños. Aquí es algo que lo hacen los tontonazos y si podemos obviar eso, deben darnos una palmada en el hombro por lo astutos que somos. Nos falta mucho para crecer como sociedad.
Un abrazo a la distancia.
LUCHO
Tu mismo lo has dicho , esos que fingen estar durmiendo y no quieresn ceder el asiento son unos hijos de perra ! :D
ResponderEliminarHola Cristina. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarPlenamente de acuerdo contigo. Eso es lo que son y da cólera cuando uno ve este tipo de cosas.
Un beso grande.
LUCHO
Yo también, si los asientos reservados son los únicos asientos libres yo no me siento! Me jode las tias que aun pueden pararse Y QUE EXIGENE SE LES DE EL ASIENTO, yo por eso ni me acerco!
ResponderEliminarJajajaja olor a mofeta! Jajajjaja genial! Jajajajja me lo imagine! Jajajaa que asco! Que vergüenza, bueno dire a favor de los provincianos que no todos apestan jajajaja pero si es costumbre invitar algo, son sus costumbres, hace años mi mama (que es obstetriz) atendió a una señora de emergencia y con sorpresa al dia siguiente el señor trajo MEDIA VACA!! Comimos (todo el vecindario) carne por dos semanas!
Hola Gary. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarAl igual que tú, me alejo lo mayor posible de los asientos reservados porque mi viaje en micro es largo y no me gusta viajar parado. Y hay tías que se aprovechan de eso, para mandarte indirectas para que les des el asiento. Eso no aguanto. Y por otro lado, es cierto, los provincianos son muy agradecidos cuando los sirves. ¡Media vaca? Guau, que tal atracón se deben haber metido en el barrio, ja ja.
Un abrazo.
LUCHO
Hola Luchito!!!..ya estoy de regreso, poniendome al dia..ahorita voy por lo mas importante..jeje
ResponderEliminarRespecto a tu post, los que vamos en combi/custers nos ganamos cada cosa!!..la vez pasada por miraflores, estaba sentado en asiento reservado un hombre joven y en el asiento contiguo la esposa con su BB; en eso sube un señor de edad, y le dice educadamente "señor por favor me da el asiento, me corresponde"...el tipo sentado, ni caso le hizo y siguiò conversando, entonces el señor le insistiò mas enèrgicamente y el tipejo NADA de NADA!!, lo mirò al señor y se riò en su cara, y no tuvo mejor idea que arrancarle a la BB de los brazos de la mamà y sentarla en sus piernas, y lo mirò al viejito y le dijo conchudamente: "YA, ahora no puedo darte el asiento" , fue tan indignante lo que hizo, que el viejito le gritò y le saliò un ajo, en ese instante el tipejo saltò como si le hubieran echado agua hirviendo y le gritò al viejtio y le tirò un puñete...OMG!!!..ya te imaginas el escàndolo!!..la gente gritaba, el chofer detuvo el carro, no habìa policia, y encima por ahì estaba el padre del tipejo que lo defendìa e insultaba a las personas que salimos en defensa del viejito...UN ESCANDOLO!!...el viejito, que era un señor muy bien plantado, llamò por celular a su hijo e iban a ir a la comisaria, y no se que mas...ante esto, los tipejos se bajaron corriendo del carro, y todos en el carro gritando!!...QUE TIPOS DIOS MIO!!.
SObre la cola preferencial, es todo un caso!!...te cuento que muchos hacen abuso de esto, como la vez pasada que una chica con ropa apretada y tacazos numero 20 (creo) se metiò en la cola, porque dizque "estaba embarazada"..NADIE le creyò!!..pues una embarazada jamàs estarìa asì como ella!!..pero el vigilante muy caido del palto, no hizo nada,..y otra vez un escandolo!!..jeje...
Que gracioso tu roche!!..ejje..eso de los olores tambien los he sufrido, pues hace años cuando trabajaba en el sur (ILO, Arequipa), tomaba los bus entre estas ciudades, y en los omnibus habìa las mamachas de Puno, que traian 6 faldones encima, y unos olores!!!!...INSOPORTABLE!!...no me quedaba otra que subir a los bus..y todo el camino con esos olores!!!...
Asi es la vida!!..jejej
Hola Marthita. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarLo que has contado me parece un escándalo total. Me parece cobarde de parte de ese tipejo el haber agredido a una persona mayor. Era para que lo metan preso. Esas cosas indignan y esta basura de gente se cree que está por encima del resto. Ya le tocará pagar en algún momento, porque lo que haces, la vida te lo devuelve. Y en el otro caso de la seudo embarazada, eso también abunda. Y lo peor es que hay gente que le cree. En cuanto a lo del roche, esos olores a guardado son insoportables. O te pones un gancho en la nariz o te resignas al olor, no queda otra.
Un abrazo muy grande.
LUCHO