Tras publicar tres nuevos post en el blog en este 2021, me pasó
por la cabeza elaborar este post para publicarlo el día que mi hija perruna
Frida cumpliera 11 años. Ya hace diez años, al cumplir su primer año, le dediqué
un post con todo lo que pasó en esos primeros doce meses y lo que significó
para mi familia (http://royaltrilogy.blogspot.pe/2011/10/frida-el-primer-ano.html). Cuatro años después, cuando cumplió cinco años –su primer lustro-, publiqué un segundo
post, como una especie de apéndice o complemento al post anterior, con lo que
Frida había seguido representando en nuestras vidas (https://royaltrilogy.blogspot.com/2015/10/frida-cinco-anos.html). En principio, mi intención era completar la trilogía de posts
dedicados a Frida, cuando cumpliera 10 años. Pero, hace un año, el estado de
salud de mi esposa entraba a su etapa final, y francamente no tenía cabeza para
escribir y publicar ese post. Cuando en este 2021, comencé a sentir levemente
el deseo de escribir aquí en el blog, retomé esa idea de completar la trilogía
de posts de Frida.
En el presente post, deseo enfocarme en lo que han sido estos
últimos seis años. Muchas cosas sucedieron aquí en casa. Situaciones límite y
duras, que generaron cambios en nuestras vidas. Hace seis años, éramos cuatro
personas quienes vivíamos aquí: mi suegro, mi esposa, el hijo de mi esposa,
David, y quien escribe. Y a nosotros cuatro, Frida se unía perfectamente como
un miembro más de la familia. Con cada uno, ella se complementaba muy bien, y
de una manera distinta. Con mi suegro, ella muchas veces lo miraba hasta de
manera reverente, y siempre en las tardes, se iba a su cuarto y se echaba a los
pies de su cama; con mi esposa, se engreía harto y era su amada mamá; con
David, era su amito, quien la sacaba a pasear y por quien mataba; y conmigo,
desde el 2014, se alineó maravillosamente conmigo y varias veces, me buscaba
para jugar con su pelota. Pero, todo ese panorama comenzaría a cambiar al año
siguiente. A fines del 2016, el estado de salud de mi suegro se agravó, con un
diagnóstico irreversible. En casa estuvo hasta abril del 2017, hasta que su
salud se deterioró y finalmente, nos dejó en abril. El día que vino la ambulancia
para llevarlo a la clínica, había la duda si bajarlo en la camilla, o sentado
en una silla. Al final, se optó por lo segundo. A Frida la pusimos en un rincón
de sala, con un mueble adelante para que se quede allí, mientras bajaban al
suegro. Aún tengo en la retina, su cara mirando cómo bajaban a mi suegro por la
escalera. Fue de lo más expresiva. Luego de su partida, al comienzo, en varios
momentos del día, entraba al cuarto de mi suegro, y se echaba al costado de la
cama para descansar. O en las noches, se echaba en la puerta y dormía un buen
rato allí.
En los años que vinieron, 2017, 2018 y 2019, la unión en casa entre los tres que quedamos se cohesionó mucho más, y ello se hizo extensivo también con Frida. Esos años también fueron pesados y duros. En el 2018, se nos cayó el techo del comedor y tuvimos que ponerle nuevo techo, y de paso, también al baño y parte de la sala, que podía correr el mismo riesgo. Y en el 2019, le detectaron cáncer a mi esposa y fue un año demasiado intenso y cargado para nosotros. Sin embargo, Frida seguía estando fiel a nosotros y a nuestro lado, brindándonos alegría con su compañía, y siempre demostrando su lealtad y cariño. En Noviembre del 2020, mi esposa partió al reino espiritual, y fue otro golpe durísimo en casa. Otro miembro muy importante de ese cuarteto original existente en el 2016, ya no estaba con nosotros. Solo quedábamos David y yo, y con Fridita a nuestro lado. Curiosamente, luego de la partida de Silvana, Frida no lo sintió tanto, ya que hasta 10 días antes de su partida, ella paraba en la sala viendo TV, y ya en sus últimos 10 días, ella no salía de su cuarto. En ese lapso, como Frida paraba en la sala y el comedor, ya no entró a nuestro cuarto, y luego de su partida, como que no lo sintió tanto. Eso sí, hubo un día en que olió una de sus casacas, y comenzó a mirar a todos lados, como buscándola. Felizmente, ese fue un caso aislado. Y a Dios gracias, ha podido transitar todos estos meses sin problemas.
Finalmente, en cuanto a su salud, Frida ha estado bien. Siempre ha tenido el problema de su alergia, que cuando le viene de vez en cuando, la veterinaria le pone su inyección. La última vez que se hizo esto, la doctora le recomendó a David, que por su edad, era mejor llevarla a un centro veterinario más completo, para que se le haga un examen de sangre completo para ver sus rangos, y así tener un perfil geriátrico. David la llevó a un centro bien completo, y luego de los análisis, los resultados arrojaron que sus rangos estaban bastante bien. Pero, en la parte de su hígado, los tenía elevados. Se recomendó una ecografía para ver el estado real de su hígado y hasta que salieron los resultados, fue una espera preocupante y estresante. Lo último que deseaba era que saliera un tumor o algo peor en su hígado. Felizmente, los resultados arrojaron que no había nada malo, pero sí que su hígado estaba un poco dañado, algo propio de la edad. Lo bueno es que es algo tratable, y debe tomar de por vida unas gotas tres veces al día. Y cambiar su alimentación, debiendo comer una galletas especiales para perfil hepático, y también de por vida. Lo bueno es que se puede alternar con algunas cosas como camote, pollo deshilachado, zapallito y zanahoria, para que lo complemente bien. Así que, en este momento, Frida está bien, y con ese tema de su salud, controlado y bien tratado.
Hoy Frida cumple once años de vida. Ha sobrevivido a dos
personas aquí en la casa y allí sigue fiel con nosotros. En lo personal, su
presencia ha sido maravillosa y valiosísima para mí, en estos meses posteriores
a la partida de mi esposa, y su compañía es invalorable para nosotros. Tiene el
espíritu de cachorra, y le gusta jugar con su pelota, pero por su edad, ya está
viejita, pero su ánimo y entusiasmo no lo pierde. En lo que a mí concierne,
nunca le va a faltar nada a ella, y por ella, haré todo lo que sea necesario,
sin importar el costo. Soy consciente de que los animalitos no son eternos, y
que es doloroso verlos partir, y también, de que cuando llegan a los diez años,
ya han vivido la mayor parte de su vida. No sé si vivirá tres, cuatro, cinco o
seis años más. No lo sé, pero lo único que le pido a Dios es que nos permita
seguir teniendo a Frida TODO el
tiempo posible con nosotros, y que le siga dando alegría a la casa y a nuestras
vidas.
¡¡HAPPY BIRTHDAY
FRIDA!!
Hola Lucho, me gustó la historia de tu engreída Frida. En casa tengo siete mascotas (todos rescatados, fueron llegando sin casi darme cuenta). Seis son machos y la única hembra fue la primera en llegar y la mayor. Se llama negrita y es bien parecida a Frida. Que alegría saber que, para ti, ha sido muy importante su compañía para mitigar los duros momentos que has pasado. Espero que te acompañe muchos años mas, con buena salud sobre todo. Siempre a la espera de un nuevo post musical estimado amigo. Un fuerte abrazo ...
ResponderEliminarHola Carlos. Muchas gracias por comentar.
EliminarMe alegra mucho saber que te gustó este post dedicado a mi Frida. Sí, su compañía ha sido muy valiosa en estos meses. Gracias por tus buenos deseos.
Un fuerte abrazo.
LUCHO
Qué bonita entrada, mi estimado Lucho. Las mascotas con el tiempo pasan a convertirse en algo más que solo "mascotas": se vuelven un integrante más de nuestras familias, y cuando les toca partir llega a ser tan doloroso y triste como cuando perdemos un ser querido. En diciembre de 2019 una amiga de mi hermano le regaló una gatita de no más de tres meses de edad, la cual fue recogida de la calle. Mi hermano y yo la criamos con mucho amor y dedicación, le teníamos su arenero, no le faltaba su comida, y nos alegraba la existencia con sus típicos juegos. Cuando llegó la pandemia a Chile y decretaron las primeras cuarentenas en Santiago, a mi hermano le suspendieron el trabajo y decidió volver a Concepción donde mis papás hasta que levantaran las restricciones. Como yo seguí trabajando de forma telemática, me quedé en la capital y la gatita me acompañó aquellos meses de encierro durante el año pasado, hasta que levantaron la cuarentena y mi hermano pudo retornar a Santiago. Lamentablemente, hace sólo semanas, a principios de octubre, nuestra gatita fue atacada por un perro vago que rondaba el condominio de departamentos donde vivimos, y a pesar que la llevamos de urgencia a un veterinario, no sobrevivió. Mi hermano fue el más afectado por la situación. La clínica veterinaria nos ofreció un servicio de cremación o entregárnosla para sepultarla, pero como Santiago es una ciudad de cemento casi en su totalidad y no hay dónde sepultar un animal (la gente es inhumana y simplemente botan los cadáveres de sus mascotas a la basura), optamos por incinerarla. El viernes 15 pasé a retirar su ánfora con sus cenizas. Como decía líneas más arriba, una mascota pasa a convertirse en un integrante más de la familia, y cuando parten nos dejan con una pena y sensación de vacío, que obviamente con el tiempo tendremos que superar.
ResponderEliminarSaludos Lucho, y deseando que cada día estés mejor junto a tu perrita Frida, quien te ha seguido acompañando a lo largo de los años. Ahora me voy al post del disco nuevo de ABBA.
Hola estimado Mauricio. Muchas gracias por comentar.
ResponderEliminarMe alegra mucho saber que te gustó este post. Gracias por compartir tu experiencia con esa bella gatita. Lo siento muchísimo por su injusta pérdida. Realmente ellos se complementan tan bien con nosotros, que forman parte de nuestras vidas. Y concuerdo contigo, lo mejor es incinerarlos, ya que es injusto que se los lleven en una bolsa y los tiren al río como basura. Eso jamás sucederá con Fridita.
Un fuerte abrazo a la distancia.
LUCHO