Una vez más, no estaba entre mis planes, escribir este post,
pero definitivamente, no quería dejar de hacerlo. Ayer, 5 de Julio, mi querida
tía por el ala paterna, CARMELA GARAVITO
WIESE, nos dejó para siempre, partiendo al reino espiritual. Y he querido
hacer una semblanza de ella y de lo importante que fue para la familia y
especialmente, para nosotros, la familia Guadalupe Tello. Definitivamente, por
el lado de mi familia paterna, fue mi tía más cercana y quien siempre estuvo
presente en nuestras vidas. Y por ello, esta noticia me ha causado bastante
tristeza y muchos recuerdos de mi niñez y adolescencia desfilaron por mi mente
en las siguientes horas.
Cuando nos mudamos a la recordada casa en Lince en Febrero de
1971 –cuando quien escribe acababa de
cumplir 8 años de edad-, una de las cosas que recuerdo fue que días
después, recibimos en casa la visita de dos tías paternas a quienes conocía por
primera vez: la recordada tía Adelina -quien
era hermana de mi abuela Ida y tía de mi padre- y su hija, la tía Carmela -prima hermana de mi padre. Allí supe
que vivían en el Agrupamiento Risso, junto con los hijos de la tía Carmela,
Fernando y Aldo, a una cuadra de distancia de nuestra casa y ese sería el punto
de partida para una relación familiar frecuente y estrecha. Fueron 20 años en
que todos sabíamos que la otra casa estaba en la siguiente cuadra. Cuando en
una casa se necesitaba algo, con toda confianza se acudía a la otra casa.
Siempre en fechas como Navidad o cumpleaños, íbamos a saludar a la tía Adelina,
y por lo general, nos visitábamos con bastante frecuencia. Su cumpleaños era el
20 de Marzo, un día antes del cumpleaños de mi mamá. Y durante esos años en la
década del 70, había la costumbre de que se juntaban con más familiares para
jugar cartas los viernes y sábados, y de vez en cuando, mis viejos iban y era sabido
que se amanecían jugando, pero la pasaban muy bien. También me acuerdo que la
tía Carmela le decía a mi hermano Alex, que en ese momento era un niño, “a mí no me digas tía, dime ‘Carmela nomás’”.
La tía Carmela era la mayor de toda su generación de primos, que
de por sí eran un buen número, ya que en la generación anterior a la suya eran
ocho hermanos. Recuerdo que mi viejo me contaba que cuando él estaba en el
colegio, la tía ya salía con sus amigos y era bien solicitada por los
caballeros y galanes. Ella fue padre y madre para sus hijos, trabajando duro y
rompiéndose los lomos en el Seguro Social para sacar adelante a sus hijos, y lo
hizo ella sola, logrando que ambos fueran los hombres de bien que son el día de
hoy. Era una persona llena de vida y energía, de carácter fuerte pero también llena
de alegría, chispa y sentido del humor. Le encantaba el fútbol de manera
apasionada y era hincha acérrima de Alianza Lima. También le gustaba el boxeo,
sobre todo, cuando peleaba Muhammad Ali, de quien era bien hincha. Por ello, en
varias oportunidades, nos juntábamos para ver algún partido de la selección peruana
o algún partido internacional de algún equipo peruano en su casa o en la
nuestra. Otra cosa que le encantaba eran los tangos, afición que compartía con
mi padre y además sabía bailarlo y muy bien, algo que pude corroborar en un
cumpleaños de mi viejo en 1989, cuando en un momento determinado, mi viejo puso
un tango, y el tío Ernesto y la tía Carmela dieron una lección de tango. También
era recontra binguera y con mi querida viejita, en la primera mitad de la
década del 80, se iban al Bingo a relajarse y pasarla bien. Además, era una
fumadora empedernida, hábito que mantuvo hasta hace un año nomás, cuando tuvo
un accidente debido a que salió a la calle a fumar y se le cruzó un tipo con
una bicicleta y la atropelló. A raíz de ese accidente, tuvo que ser operada y
como que quedó curada para siempre del cigarrillo. Y otra característica en
ella, era su pavor y pánico por los temblores y terremotos. Entre ella, el tío
Jorge -que era su hermano-, y mi
viejo, competían por ver quién corría más rápido cuando había un temblor,
aunque la tía era más de ponerse a llorar y gritar en vez de correr.
Cuando mi madre enfermó en 1986 y un año después, nos dejó en
1987, la tía Carmela nos apoyó bastante, preocupándose e interesándose sobre cómo
estábamos y siempre visitándonos. Eso es
algo por lo cual le viviré siempre agradecido. Y algo que también recuerdo fue cuando
se dio el mundial de Italia 90 y teníamos en el país una situación de
racionamiento de energía eléctrica, que duraba de 9 am hasta las 6 pm. En nuestras
dos casas, la luz se iba por casi todo el día por el bendito racionamiento, y
recuerdo que con mi primo Aldo nos rompíamos la cabeza para ver cómo hacíamos,
y para suerte nuestra, en la casa de nuestra tía Nena –hermana de mi tía Carmela- había luz todo el día. Mi tía, Aldo y
yo nos pusimos de acuerdo y le caímos mismos paracaidistas a la casa de la tía
Nena y vimos la gran mayoría de partidos de ese mundial, y mi tía Nena estaba
feliz de que la visitáramos -con
excepción de los sábados y domingos, en que normalmente había luz en las casas.
Eso mostraba cuán hincha del fútbol era la tía Carmela, y en los mundiales,
hinchaba siempre por Alemania.
Ayer partió al reino espiritual mi
querida tía Carmela. Nos llevó la delantera, y estoy seguro que ya debe haberse
reencontrado con su mama -la querida
Mamalina-, sus tres hermanos Picho, Hugo y Jorge, con todos los hermanos de
su mamá y también con mis queridos viejos. Qué buena bienvenida le deben haber
dado allá y con los brazos abiertos. Y de hecho que debe estar buscando un
lugarcito allí para fumar su inseparable cigarrito y riéndose con algunos de
sus primos. No tengo duda de ello.
Querida tía Carmela, GRACIAS por
TANTO, te quise MUCHO. Fuiste MUY importante en mi vida y SIEMPRE estarás en mi
corazón.
¡¡DESCANSA EN PAZ, QUERIDA TIA CARMELA!! ¡¡NUNCA TE OLVIDARE!!
Lindas palabras para la tia Carmela, gracias Lucho!
ResponderEliminarHola Mónica. Muchas gracias por comentar.
EliminarRealmente me salió de adentro y por todo lo que significó la tía Carmela en nuestras vidas.
Un abrazo muy grande.
LUCHO
Lucho te pasaste muy lindas palabras recordarla me parece tan raro q no este mas hasta otro dia Mela
ResponderEliminarHola Ricardo. Muchas gracias por comentar.
EliminarEra lo menos que podía hacer por alguien que fue parte importante de mi vida. Y es cierto, parece raro que ya no esté físicamente con nosotros, ya que uno la imaginaba tenerla con nosotros por siempre.
Que en paz descanse.
Un abrazo.
LUCHO